¿Cómo surgió el contacto con docentes y alumnos de la Escuela Nº 2?
-Jaime: Fui convocado por los directivos y docentes a raíz de la investigación que se hizo en la Escuela de los pueblos originarios; los chicos siempre quieren saber un poco más y me pareció oportuno visitar Gualeguay para poder transmitir estos conocimientos de las costumbres y la lengua chaná. Uno debe transmitir toda aquella cultura, de la gente que ya no está; sus costumbres, el territorio ocupado, los ríos y montes del pueblo chaná. Mis recuerdos son un soplo del pasado; lo que a mí me han enseñado, que son mucho más que recuerdos.
¿Cómo fue esa transmisión de saberes y costumbres, de la vida chaná con tantos años de aquellos habitantes?
-Jaime: La transmisión de esa cultura, en la cultura chaná, la llevaban adelante las mujeres, los hombres ocupaban su tiempo en otras tareas. Esta posibilidad de recorrer la provincia, difundiendo la cultura chaná me hace muy bien. He podido visitar muchas ciudades y conocer mucha gente. En este caso, en Gualeguay es la primera vez que estoy para difundir estas vivencias, pero ya había estado acá por cuestiones laborales y políticas; soy jubilado de Vialidad Provincial y en muchos casos viajaba en comisión para esta zona. Nací en Nogoyá, muy cerca de aquí, el 3 de febrero de 1934; así figura en el documento, pero de acuerdo al calendario lunar, tengo 93 años.
¿La tradición chaná establecía regirse por el calendario lunar?, en su caso, ¿se trata del último eslabón chana en Entre Ríos?
-Jaime: Claro; son once lunas al año, cada año tiene 308 años; en la tradición lunar tengo 93 años. Mis padres eran los dos chanás; mis dos abuelas, paterna y materna, también lo eran. Antiguamente, los chanás respetaban la figura de la mujer, tenía un rol preponderante en la comunidad pero el hombre era quien gobernaba. Muchos años atrás, había mujeres guerreras chanás, que combatían al lado de sus hombres.
¿Qué datos e información maneja acerca del principio del fin para ese pueblo chaná?, ¿la llegada del español fue clave en ese exterminio?
-Jaime: Al poco tiempo de la llegada de los españoles se comenzó a notar la desaparición del pueblo chaná. Para el año 1582, desvergonzadamente Garay hace un reparto de pueblos y caciques chanás. Fue precisamente la provincia de Entre Ríos el territorio más poblado con estos primitivos habitantes; una parte de la República del Uruguay y de Santa Fe, sur de Corrientes. Aún en sectores del Delta entrerriano aún hay vestigios de la cultura chaná.
¿Qué características predominaban en esos hombres y mujeres?
-Jaime: Eran guerreros; a quienes invadían su territorio los decapitaban y ponían esos cuerpos en estacas para mostrar el límite; aquellos que se animaban a entrar al territorio chaná podían correr esa suerte; no permitían el ingreso de ningún otro pueblo aborigen a no ser que ellos dejaran entrar a los pueblos de la zona oeste del país, que venían con mercadería y sal y se llevaban cueros, colmillos, plantas medicinales; incluso intercambiaban vasijas entre chanás y charrúas; éstos últimos por ser un pueblo nómade no llevaban consigo vasijas de cerámica y barro, entonces le cambiaban a los chanás los cacharros que estaban hechos de madera.
¿Se hace necesaria una mayor difusión de aquellas costumbres y tradiciones de los pueblos originarios?
-Jaime: Es muy poca la difusión que se ha ido dando de los pueblos originarios de Entre Ríos; lo que hay en los libros son suposiciones en base a datos y al seguimiento histórico de información, pero para nosotros, que hemos mamado esa cultura desde el vientre materno, es imprescindible que se difunda mucho más la cultura chaná y de los pueblos originarios que fueron nuestros antepasados. En los libros se señala a los "chanás" como aborígenes altos, de largas cabelleras y tatuados; cuando en realidad los integrantes de esa cultura tenían prohibido tatuarse el cuerpo; no usaban largas melenas ni eran altos; eran más bien petisos y muy bravos guerreros; los pocos esqueletos que se han rescatado tienen entre 1,55 y 1,60 metros. Si era una raza guerrera; iban siempre al frente del combate. Algunos autores sostienen que a los chanás los usaban de "carne de cañón", lo que uno sabe es que ellos iban primeros, de frente a la guerra, no porque los mandaran sino porque les gustaba pelear.